Buscar en aquest blog

diumenge, 25 de març del 2007

HISTORIA. Hace 900 años

Introducción. Benifaraig es un lugar fundado entre 1092 y 1102 por el primer ministro del rey árabe de Valencia Al Qádir llamado Ibn Faradj o en otros sitios Aben Farache, Aben Alfarache, Ibn al Faray (Farach, Faráx, Farage).

Material utilizado. Obras de: Almela y Vives, Escolano y Perales, Madoz, Carreras Candi, F. Sanchis y Sivera, Carreres Zacarés, Pbro. Pedro Sucias Aparicios, M. Sanchis y Guarner, Alcover, Luici Miranda, Caparros Benavent, Juan Fuster.

Estudio Etimológico. Ante el nombre de Benifaraig todos los autores se inclinan por reconocer que Beni es el prefino plural de Ibn y significa descendiente.

En cuanto a la segunda parte FARAIG, existen tres opiniones:

a) Faraig = Harág (prohibición, cólera),

b) Faraig = Harág (Encanto) y

c) Faraig = Faradaj, que es el nombre del primer ministro o visir del rey Al Qádir.

Nosotros nos vamos por esta última versión. Benifaraig - descendientes de Ibn Faradj.

¿Quién era Ibn Faradj? Cuando en el año 711 los árabes conquistaron la península Ibérica, organizaron un gran Imperio que, al morir Almanzor, se divide en pequeños reinos llamados de taifas. Uno de estos reinos es Valencia y se suceden sus reyes árabes, almorávides y almohades rindiéndose ante Jaime I en el año 1238.

Uno de sus reyes, llamado Al Qádir, era rey de Toledo, pero al ser conquistada esta ciudad por Alfonso Vil, con ayuda de nuestro fundador, Ibn Faradj, pasó a ser rey de Valencia.

Ibn Faradj era de la familia de los Alavares o Alobares, vivía en el norte de Marruecos en el Aduar de Uled Farache y tenía 600 alarbes de a pié y 500 de a caballo, repartidos en 54 aduares.

Ibn Faradj fue mensajero plenipotenciario de Al Qádir y vino desde Toledo a Albarracín, a casa de Aben Lupón, moro de los principales del reino de Valencia; y cuando murió el rey que entonces había, Abu Bakr (o Aben Bekar), entonces regresó ordenando que atacasen sus tropas moriscas y las de uno de los hombres del Cid, las de Alvar Fañez.

Nuestro fundador marchó después a Serra para explicar a los regidores las causas de su venida, convenciéndoles con halagos y memoriales de que su amo el rey Al Qádir debía ser rey de Valencia, cuyo trono estaba entonces vacante.

El consejo de la Aljama y el alcaide Alboesa, Ibn Lupón, que tenía las llaves y el Alcázar de la ciudad, reunidos tras escuchar a nuestro Ibn Faradj, resolvieron que Al Qádir viniese a Valencia y le jurarían como rey. Vemos pues la importancia como diplomático de nuestro fundador.

Al Qádir, agradecido por su trabajo, le nombró alguacil mayor de Valencia, alcaide de Cuenca y visir o primer ministro militar.

Cuando las tropas del Cid Campeador comienzan a atacar los alrededores de Valencia, Ibn Faradj aconsejó al rey que aceptase las condiciones del alcaide de Játiva en sus desavenencias con las tropas del Cid, y a que licenciase las tropas de Alvar Fañez y a su jefe. Al venir a Valencia, Ibn Faradj, vivía entre el llano de Zaidía y la actual avenida de Burjasot.

El Cid, convencido del valor como administrador de nuestro fundador, le encargó de gobernar los cobros de las parias y de administrar sus intereses. Era mayordomo y almojarife. Después de muerto el Cid escribió una historia del Campeador y una especie de autobiografía, en la que cuenta cómo no se enteró de la muerte del Cid hasta el día siguiente, y que los moros no se enteraron de la misma hasta tres días después.

En 1090 Ibn Faradj era el verdadero amo de Valencia, cobrando entonces las contribuciones. En 1091, temerosos del Cid, el rey Al Qádir y su primer ministro, Ibn Faradj, escondieron el oro y los tesoros reales en Segorbe y Olocau. En 1092 el pueblo se amotinó contra nuestro fundador por su excesivo celo en el cobro de las contribuciones y le apresaron; poco más tarde, en venganza Ibn Faradj avisó al Cid de que algunos, descontentos contra su dominio, querían traicionarle y pactar con la tribu de los almorávides que estaba amenazando las posesiones de los castellanos. Gracias a la intervención de nuestro fundador, lo que pudo ser grave para el dominio del Cid, sólo quedó en esbozo y castigo para los enemigos de Ibn Faradj.

¿Cuándo fundó nuestro poblado? Aunque los autores consultados no lanzan ninguna hipótesis, vamos a intentar analizar las posibles soluciones.

a) Nuestro poblado de Benifaraig pudo ser fundado en 1081, al llegar Ibn Faradj como alguacil mayor y visir militar de Al Qádir a Valencia, esto parece incierto ya que, por la dignidad de su cargo, debería vivir en el interior de la ciudad: era visir primero y cobrador después.

b) Otra suposición es que fundase su "alquería" o palacete al dominar el Cid Valencia (1094), pero contra esto está la afirmación de que entonces era mayordomo y almojarife del Cid y que vivía entre el llano de Zaidía y la actual avenida de Burjasot, lugar no coincidente con nuestra población.

c) Para mi debió de fundar nuestra "alquería" de Benifaraig después de ser soltado de la cárcel en 1092 y antes de volver a ocupar cargos en el gobierno de Valencia en tiempos del Cid. Esto lo parece demostrar él mismo en su historia. Creo pues que si Ibn Faradj entraba y salía de Valencia todo los días, como nos dice en su "historia", si existen tradiciones y opiniones muchas sobre su paternidad, en cuanto al lugar de Benifaraig, y si la etimología: Beni (descendiente), Faraig (Faradj), todo esto parece demostrar sobradamente que pudo ser, con bastante fundamento histórico, Ibn Faradj nuestro fundador y en una fecha que oscila entre 7092 y 1102, épocas en que su poderío e influencias en la capital empiezan a decaer, por la creciente importancia de su enemigo Ibn Lupón.

Primeros señores de Benifaraig. El primero, sin lugar a dudas, es Ibn Faradj. Después, entre 1238 y 1235, cambió de dueño pasando a manos de Ximen Pérez de Árenos (barón de Árenos y también llamado Ximen de Taracona o de Permita) donado por Jaime I en 1241.

Lo que queda seguro, a mi entender, es que a partir de 1 235, en que caen las torres de Montcada (o Moncada) en poder del rey Jaime I, Benifaraig pasó a manos de los aragoneses y aunque Valencia capitulase en 1238, las huertas circundantes serían conquistadas primero.

El 8 de mayo de 1254 el citado segundo señor de Benifaraig, Ximen, lo cambió en trueque suscrito por el rey de Aragón y principales de su reino, vendió la alquería mora y semipoblada de cristianos viejos a los caballeros de la Orden del Temple a cambio, junto con Massarrojos, del lugar de Albentosa (provincia de Castellón).

Más tarde pasó a poder de los Perelló, Pallares, Ferragud, y Alegret. En el siglo XVI consta que era propiedad de Honorato Perelló, en el XVIII eran señores de Benifaraig los Pallares, en el siglo XIX vivía en estas casas el marqués de Xova. La casa principal hasta hace poco era propiedad de la Sra. Doña María Miquel y Cátala por herencia de su ascendiente Don Honorato Miquel, casado con Doña Josefa Ferragud, hija del Barón de Xova (o Chova). Actualmente pertenece a Don Salvador Alfonso Guillem.

Benifaraig no figura en el Libro del Repartimiento ni en las Trobas. Fue municipio libre, con ayuntamiento propio, una vez suprimidos los señoríos, hasta que en 1900 fue anexionado a Valencia por orden gubernativa de la Exma. Diputación Provincial del 14 de mayo, hecha efectiva el 18 de agosto del mismo año.

Primeros edificios de nuestro poblado. Hay que distinguir dos clases de restos: árabes y cristianos.

En cuanto a los restos árabes son de dos tipos:

a) Los situados en lo que hoy llamamos "corralot", detrás de la calle Santísima Cruz, a la derecha, lindando con la huerta. Precisamente en este lugar hay unas arcadas, cuyas piedras y sillería son indiscutiblemente de gran valor histórico y que podrían haber sido la casa de un moro muy antiguo, como dice la tradición, incluso de Ibn Faradj.

b) La casa del Señor Jurisdiccional, "palau" o palacete del señor moro, estaba al lado de la actual Iglesia en lo que se llama "pati". Su situación es la más correcta ya que forma una plazoleta cuadrada y está en el centro del calco de la población, como en la mayoría de los lugares de nuestra huerta. Antiguamente había un patio interior que daba a la actual plaza y con puertas ovaladas y escaleras para bajar a la huerta. Este lugar está dividido actualmente por la calle de Masamagrell y no aparecen restos visibles al haber sido reconstruido o enlucido.

La actual Iglesia no era más que una capilla de este palacio, parece ser que los franciscanos de San Diego (cuyo convento estaba en Aliara, actual Fosforera Española S.A.) en 1686 o quizá unos años antes, encontraron en un rincón de la vieja capilla del palacio la imagen del Cristo que hoy veneramos y ellos organizaron la fiesta que desde entonces celebramos el 6 de agosto al CRISTO VERDADERO (fiesta que va hacia el tricentenario). Es de un estilo, nuestra Iglesia, renacentista, de pocas dimensiones, pero de elevada altura. El chapado de las capillas es de artesanía típicamente valenciana del siglo XVII.

Los posteriores señores de Benifaraig, aragoneses y templarios, situaron su palacio en lo que hoy llamamos Serena, que bien puede decirse es la primera casa del pueblo. Se llama la Serena (o la Torre) por alusión al timbre de las armas que hay en el arco de piedra de la puerta principal. Es una piedra de mármol blanco, rectangular y con cuatro cuarteles correspondientes a los apellidos Ferragud, Pallares, Alegret y Perelló, timbrado con el simbólico monstruo de la eternidad, que tiene flamígea cabeza de mujer y cuerpo de serpiente con el que contornea todo el blasón y enrosca la extremidad en su propia garganta, igual en todo al que usan los Corella, pero sustituyendo el lema valenciano: "Es devenidor" por el latino "Omnia tempus habent". La losa lleva una fecha de 1553 y esta piedra es copia del original guardado en el interior de la casa.

Los cuarteles del escudo coinciden con los señores de Benifaraig citados anteriormente y parece seguro que es una alquería perteneciente a la rama menor de la familia señorial que enlazó con Ferragud conservando su propiedad independiente del señorío. El aspecto de la casa sin fortificación, sin reminiscencia gótica, y el caperuzo de tejas a cuatro aguas que cubre la torre; las intachables masas de ladrillos y rectilíneas luces de la fachada, no obstante la correcta portada de piedra, y sin impulsos barrocos, nos hacen pensar, según Martínez Aloy, que los blasones de mármol, con fecha de 1553 pertenecen a una casa más antigua y después al reconstruirla se colocaron en la actual.

En el siglo XVII nuestra alquería tenía sólo 30 casas, unos años antes tenía 26 casas; en 1800 contaba con 74 familias; en 1816, 58 casas; en 1849, 53 casas y 44 barracas con un total de 400 habitantes; en 1899, 675 habitantes; en 1911, 68 casas y 60 barracas; en 1971, 216 casas y 934 habitantes, cifras coincidentes casi en la actualidad.

El incremento de nuestra población estuvo frenado al principio debido a que, según se dice, en estas tierras hubieron "aiguamolls" hasta el siglo XIII.

Nuestro origen en lo religioso. Los primeros pobladores de Benifaraig es indudable que serían musulmanes, practicarían pues la religión islámica según la doctrina de Mahoma. Con la llegada del Cid empezaron los primeros contactos moro-cristianos y posteriormente con Jaime I, al cambiar de dueño, y ya definitivamente con los templarios, las almas de la alquería predominaron en sus creencias cristianas.

Los primeros cristianos trabajaron las ideas musulmanas y con los templarios se les hizo creer, como a los que vivían en el valle de Alberic, afeitándoles la cabeza y colocándoles un empasto de salvado que desaparecía con las aguas del bautismo, lo cual creyeron aquellas gentes sencillas.

En el siglo XVII los franciscanos del convento de San Diego, como ya hemos visto, revitalizaron nuestras costumbres cristianas, fundaron nuestra Iglesia y organizaron nuestras fiestas al encontrar la imagen del Cristo Verdadero, hoy venerada.

La fecha de la imagen del CRISTO VERDADERO, venerada antes en un altar lateral y hoy en día en la capilla de su mismo nombre, la fecha de origen, repito, es con seguridad anterior a la Iglesia pudiendo afirmar que tiene más de trescientos años.

Esta imagen tosca, pequeña y sobria fue venerada en el Santuario que había en la casa señorial (hoy casa "pati"), junto a la actual Iglesia, donde cuenta la leyenda se apareció. Ante este Cristo se arrodillaron millares y millares de fieles, entre los que destacan San Vicente Ferrer, San Luís Beltrán y San Juan de Ribera, compartiendo una fervorosa devoción los habitantes del lugar y los de sus contornos.

Es la única imagen que no fue destrozada en la contienda civil de 1936-39 gracias a la buena voluntad de nuestras gentes, y tras muchas vicisitudes.

En principio nuestra alquería era un pequeño santuario, desde el punto de vista religioso, servido por un vicario de Moncada y desde el último arreglo parroquial de 1902 cuenta con un cura propio perteneciendo como parroquia a la arciprestal de Moncada.

La tradición. Para terminar este bosquejo de introducción histórica recordemos lo que la tradición dice de los habitantes de Benifaraig: Son laboriosos huertanos que viven en su mayor parte ajenos a las luchas sociales, gentes inclinadas a la piedad cristiana, que proporcionan escaso contingente a la estadística criminal y que demuestran erróneo el antiguo dicho: "Els de Benifaraig no es moren, se maten". Hoy, gracias a Dios, la opinión de Martínez Aloy de que esta leyenda es muy reciente no es corroborada por los testigos, casi centenarios, consultados y aquellos tiempos en que los hortelanos solucionaban sus rencillas con la ley del más fuerte y la venganza, sin ser castigados nunca por la impotente justicia, ya que se dice que ni testigos ni jueces querían ver el daño, estos tiempos, hoy ya son un pasado ignorado y superado.

 Ramón-Salvador Estellés Castelló. 1977